Nueva visita a una de mis
neotabernas preferidas. No fueron los primeros en explotar el término, ni mucho menos los últimos en llegar, pero los platillos de Fran Heras mantienen su nivel tras su fulgurante y exitoso comienzo. Después de un año y medio, Llamber sigue llenando hasta la bandera. Seguro que la zona ayuda -hay riadas de
guiris-, pero prefiero pensar que la diferenciación de la propuesta y su buena ejecución tienen más parte culpa. En cualquier caso, en hora punta, para atravesar la zona de barra hay que ir esquivando tablas de embutidos y turistas henchidos por la satisfacción de haber acertado...
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