Arranca
Casa Decor 2012 en Barcelona y, como en pasadas ediciones, el equipo de
Arts Catering del
Hotel Arts vuelve a hacerse cargo del apartado gastronómico de la conocida exposición de decoración e interiorismo.
El restaurante, plenamente integrado en el espacio y del que nadie diría que es una instalación temporal, dispone de varios ambientes, incluida una agradable y tranquila terraza interior, obra conjunta de K&Co y ÈSVERD. La sala, impecable en su estilismo, se divide en una zona más formal en la que se nota la elegante mano de la decoradora Sara Folch, y otra más distendida, conformando el bar, perfecta para un café o un refrigerio rápido, a cargo del estudio CIRCULOCUADRADO.
La propuesta gastronómica, lejos de la frugalidad habitual de los caterings, incluye, además de un menú de mediodía, una carta fresca y actual que, sin ser muy extensa, cubre de sobras las necesidades de cualquier perfil de comensal. Probamos en nuestra visita unas jugosas setas salteadas -y bien combinadas con el juego ácido-dulce del tomate seco-; unos huevos rotos, correctos en punto, con patatas paja y una sabrosa bechamel de jabugo; la selección de tapas 20 Aniversario -muy buena la crema y el salmorejo, aunque hay que ajustar el punto del bacalao-; una moderna hamburguesa de pollo con mayonesa de curry, convenientemente acompañada de un cuenco de patatas fritas -versión rústica, realmente buenas-; y una más que notable tagliata de ternera con puré de patatas y abundante trufa. De postre, otro acierto con una muy buena tarta de limón que, además de aportar una divertida combinación de aromas y sabores frescos, ilustra la portada del post como merece un artículo que aúna decoración y gastronomía.
Se quedaron en el tintero otras propuestas interesantes, como las gyozas de verduras con salsa ponzu, los calamares a la plancha con verduras a la llama, o la opción más funcional de las cocas, como la nórdica, con salmón ahumado, salsa de cítricos y encurtidos.
Selección de vinos de una quincena de referencias, destacando el glamour de Laurent Perrier o la solvencia de Roda.
El servicio, tan agradable como la terraza, suma puntos a la experiencia. Recomendable. ¿De verdad es un restaurante de exposición?