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Los Vintage de Veuve Clicquot son pequeñas joyas de la bicentenaria maison de Reims, elaborados sólo en las mejores añadas de sus viñedos. No tienen el nombre ni la complejidad del portentoso Grande Dame, aunque tampoco su precio.
Champagne difícil de encontrar en las tiendas especializadas españolas, este Clicquot del 95, con etiquetaje parecido al Carte Jaune, ofrece bastantes más cosas de las que muchos esperarían de un espumoso de tan longeva edad. Incluso la propia maison recomienda su consumo en 15 años. Pero no es un espumoso cualquiera.
El 95 de la cata, con una composición clásica de mayoría de pinot noir, un tercio de chardonnay y el músculo de la pinot meunier, lució dorado brillante y burbuja viva, fina y extraordinariamente bien integrada. En nariz, primeras sensaciones de manzana al horno y de un notable trabajo sobre lías en unos elegantes recuerdos a mantequillas y brioche. Dándole tiempo, la riqueza del bouquet gana en complejidad. El brioche ya es casi un croissant de Pierre Hermé y surgen albaricoques especiados y hasta flores blancas.
Llega el momento de la boca. Cremoso, sin duda, sutilmente petillant y bien estrucurado. Aunque claramente no es un champagne de terroir, se aprecia un ligero fondo mineral. Y llega el juego de recuerdos dulzones. Miel, vainillas y hasta me atrevería a percibir el mazapán.
A pesar del calor del verano y mi predilección por las temperaturas bajas, es al llegar a los 10-11 grados cuando muestra mejor su grandeza. Y todo, con una acidez remanente, firme y vibrante, que le permitirá vivir incluso más años, aunque para todos los afortunados poseedores de una botella... ¿por qué esperar?